30 mar 2013

[.Días para enmarcar.]





  

Sali a caminar en medio de una ciudad casi irreconocible, vacía pero que sin embargo, no para. Camine entre edificios, entre jóvenes disfrutando su libertal temporal, y todo me pareció más o menos irreal. Estar yo ahi, en ese lugar en el que no se supone debería, fue por un momento, mágico. Y así sin prisas, me fui bebiendo esos instantes, me embriagué con la soledad destilada de esas calles empedradas, dejé que el sol y el viento rozaran mi rostro sin objeción alguna. Admiré las calles, las casas, la arquitectura en si misma, como pocas veces me es permitido. Así pasó la tarde y mientras emprendía la caminata de regreso, pensé que tener la posibilidad de pasear sin prisas, de caminar entre calles solitarias, de disfrutar ese momento en que el caos cotidiano pareciera haber sido desterrado de la ciudad, realmente era un instante para enmarcar.