8 nov 2014

.La vida sigue.

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Luego, la vida sigue.

Así despacito y sin querer; sigue el día y luego la noche, los días y las semanas y todo se junta de pronto.

La gente habla y dice, trata de dar consuelo, dice un monto de palabras que parecen no tener sentido; y a veces el consuelo llega muy tarde, pero de otras formas que no son la empatía...

La vida sigue y aunque no es una tristeza brutal, sigue estando ahí; es estar triste sin estar hecha pedazos, pero triste al fin de cuentas.

Hago mi vida normal, pero ahí está eso en medio de mi; siento como mi ánimo está adormilado, a veces se duerme por completo, tanto que debo arrastrarlo para todos lados...

Y la tristeza no es sólo por la ausencia, sino por todas esas cosas que no pudieron ser, por las cosas que se perdieron sin que mejorararan con el pasar de los años, las cosas que se llevó la vida así nada más....

Todo cae por su propio peso, y todas las cosas se van poco a poco acomodando, pero ahora sé que algunas cosas nunca cambiarán, aunque por momentos parezca que si -y te deslumbres ingenuamente-, al final te das cuenta de que no, de que así como no cambiará el hecho de que ella ya no está, ciertas cosas (y personas) siempre serán como son... pero igual, pienso, que eso tampoco ya importa, porque ella ya no está, y lo que la gente crea y piense, es irrelevante; porque muchas cosas eran por ella y para ella, así que de aquí en más, todo eso es irrelevante...

Así que, la vida sigue, con o sin el corazón roto, con días dulces y otros de sabor más bien amargo; sigue y se que así, despacito, uno tiene que encontrar la manera, uno tiene que aprender a vivir con ese (nuevo) huequito en el pecho que estará ahí por siempre.

Por siempre.

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